lunes, 30 de diciembre de 2013

Como perros y gatos


En la vida diaria observamos muchas veces comportamientos antagónicos entre perros y gatos, es lo más común y natural. Aunque también encontramos excepciones a esta norma, en general perras que amamantan gatitos huérfanos, cachorros de perros que se crían entre gatos, cachorros de ambas especies que se desarrollan juntos y conviven en paz, manteniendo una buena amistad de por vida. Precisamente estas conductas atípicas nos dan la posibilidad de estudiar las diferencias comportamentales entre las dos especies. Ambas compiten en el hábito humano de rodearse de mascotas. Dar u n sentido utilitario a estas animalitos: el gato como cazador de ratones y alimañas, el perro como agente de guardia y seguridad. Aunque tengan en común la finalidad de ser animales de compañía por excelencia. Siendo utilizados en mayor medida para este fin, ambos llegan a convivir en el hogar humano con mucha frecuencia, en mayor medida en las casas ciudadanas, el vivir en espacio relativamente reducidos trae aparejados mayores conflictos por roces o celos. En todos los casos de antagonismo o enfrentamiento se puede verificar un determinado interés en lugares, objetos o personas y privilegios, que ambas especies desean poseer y disfrutar en forma exclusiva. Quien esta mas cerca del amo, quien accede primero a una habitación, a la cama o al sillón. Estos comportamientos se agravan por lo común cuando el proceder del humano no clarifica los espacios y libertades que cada uno tiene. Cuando el amo impone limites y modos de convivir, derechos y obligaciones, simplifica el orden jerárquico porque decide y ubica a cada cual en lo suyo y a su momento; si esto no esta claro y determinado se impondrá el desorden y la lucha permanecerá abierta o soslayada hasta la definición de la situación, generalmente en forma cruenta y violenta.

Mi perro habita mi casa, tres gatos habitan en mi jardín, el jardín es territorio felino, los gatos tienen diferentes niveles jerárquicos, hay uno castrado de 8 años que fue amantado desde los 2 días de edad por una perra skye-terrier. Cuando era cachorro y su madre adoptiva salía a ladrar, porque sonaba el timbre, Garfield, el gato, salía a la par a los saltos, acompañándola en actitud de guardia pero llegaba a mitad del jardín y no sabia que hacer. Esa conducta del gato se mantuvo hasta su pubertad. Probablemente el desarrollo sexual maduro su capacidad de identificación como felino, pero fue necesario castrarlo por su agresividad tiránica con los humanos de la casa (ataco a mi hija tres o cuatro veces) y con muy buen criterio el veterinario decidió su operación al año de edad. Igualmente mantuvo su temperamento dominante-tiránico, por lo cual a los tres años se lo confino al jardín donde fue líder hasta que llego Benito, macho entero, adulto joven, que mantuvo una serie de batallas con Garfield, donde ambos se lastimaron mucho en por lo menos cinco ocasiones en tres o cuatro meses, hasta que Benito erradico a Garfield y al poco tiempo era el rey del jardín. Benito fue un gato maravillosamente manso con nosotros, generoso al punto de convidar a otros gatos jóvenes a comer en su comedero del propio alimento. Sociable y cariñoso, estableció su reino en el jardín durante un año al menos y cuando lamentablemente murió envenenado, nos dejo en su territorio un siamés que llego accidentado de seis meses de edad (Merlín) y una gata de un año (Isolda) raza habanero pardo. Incluyo este detalle para contar lo siguiente: Quawo (de más de diez años) es un ovejero alemán de excelente temperamento en general, pero de mala relación con los gatos desde cachorro, particularmente él odia a Garfield y se divierte echándolo de la casa y no lo ataca porque se le ha prohibido reiteradamente. Más de una vez lo sujeto con las dos manos contra el suelo y hubo que darle la orden para que lo libere. Bueno, Quawo no reaccionaba para nada mal con Benito, es más, disfrutaba viendo como maltrataba Benito a Garfield. Ahora que no esta Benito, Merlín y la gata Isolda, han permito a Garfield convivir en el jardín (pero no mandar). Quawo pasa al lado de Isolda y Merlín sin problemas (los acepta) pero cuando puede echa a Garfield estableciendo indirectamente su apoyo moral a la pareja joven. Esto podría interpretarse como una tácita alianza cuyo origen indudablemente se basa en la antipatía de Quawo por Garfield. Isolda y Merlín lo reconocen como líder y el perro los tolera sin problemas y los protege indirectamente de Garfield. Las disputas entre perros y gatos, además de las cuestiones de territorio, posesión y jerarquía, pienso tienen antecedentes en los mismos problemas de la vida silvestre, entre grandes gatos y perros (o lobos): “el coyote vs. el lince”, “el licaon (lobo pintado) vs. el león”, “el gato montes contra el zorro, “el puma contra el zorro”, etc. Se viene comprobando hace mucho tiempo, son antagonismos antiguos, históricos, podemos creer que están condicionados e impresos genéticamente.

La razón para mi es la misma que entre los pueblos de la antigüedad: ambición territorial, en primer lugar, con todas las ventajas del coto de caza, y en segundo lugar: el hecho de poder ser cada especie alimento para la otra, es típico el robo de los cachorros de puma por parte de los zorros y viceversa. Son dos especies predadoras, cazadores natos, carnívoros y la tercera causa es que manejan idiomas opuestos. No digo diferentes, simple y definitivamente opuestos, contrarios: cuando un canido se agazapa invitar a jugar, esta contento, entonces agita el rabo, da gemidos agudos de ansiosa alegría y su boca se entreabre en gesto de relax, se eleva la grupa y se desciende el tren anterior hasta el suelo, toda una expresión corporal de alegría. En la mima actitud un felino esta agazapado, tenso para atacar, el gemido es agudo y significa miedo, la boca entreabierta muestra su dentadura, la cola se agita en nervioso movimiento de ira, la uñas se abren al extender sus zarpas para infligir un arañazo… No hace falta verlo en la vida salvaje, en África, Asia o América, esto es así en cualquier lugar del planeta en donde felinos y canidos cohabiten. Silvestres o domésticos, felinos y caninos solo son obedientes a sus instintos, con la finalidad exclusiva de prolongar la existencia de su especie.
Una de las diferencias principales entre el comportamiento de una y otra especie (para mi) esta en los diferentes criterios en que cada una basa su supervivencia: los felinos son desconfiados por naturaleza, su prudencia al ingresar a un territorio desconocido es evidente, toman todas las precauciones, miran adelante y a los lados, arriba y abajo cada metro dirigen la vista para atrás también, van inspeccionando todos los posibles puntos seguros de fuga, se ve en su expresión facial la tensión y el calculo. En similares circunstancias los perros son mas confiados, mas frontales, menos especulativos, mas propensos al error de calculo, menos prudentes, su olfato es lo que les da esa aparente seguridad, si no han tenido alguna sorpresa desagradable anterior son intrépidos (herencia del lobo). Definitivamente en los gatos el individualismo es mas fuerte que el instinto social mientras que en los perros el fuerte instinto social o gregario hace de cada individuo un guerrero en defensa de su clan, sea cual fuere el valor de su posición jerárquica, pelea por los suyos.
No hace falta decir que cuando un perro nos considera “su familia”, sin dudas llega a dar la vida por los que son su manada, en acción protectora.
Todos los elementos considerados para enunciar estas opiniones, están basados en muchos años de observaciones diferentes. Intento transmitir las ideas y hechos generales, en la realidad siempre hay matices de interpretación subjetivos y propios de cada protagonista, he visto las conductas normales y también las excepciones, lo único acertado es lo que invariablemente ocurre.
Las excepciones crean o son producto de circunstancias especiales, asociaciones de animales de especies diferentes pueden darse por los motivos más curiosos, aunque siempre en dichas sociedades de propósito comunitario (permanente o esporádico) hay un beneficio mutuo, actuando como catalizador (sea real o aparente).
Un potencial enemigo común, crea un frente de defensa, incluso en especies consideradas incapaces de tener rasgos de inteligencia práctica o incluso inteligencia emocional o instintiva. Mis tortugas son tres: dos hembras de mas de 2 Kg. cada una y un macho de menor tamaño, 1.5 Kg. aproximadamente. Las hembras son muy sociables y no es raro que elijan en pleno verano colocarse entre las patas de los gatos (para hacer la siesta) con la cabeza en la oscuridad del ombligo gatuno, cosa que también hace el macho, pero no muy frecuentemente. Cuando traigo algún cachorro del criadero para que lo vea un posible comprador, tengo que tener cuidado con el tortuga macho: viene rápido y con las quijadas abiertas para darle un mordisco doloroso, los bordes de la boca son filosos y duros como hueso, y en el frente tiene un pico en el labio superior que lastima y hace sangrar a los pobres ovejeritos, esto lo menciono pues ocurre cada vez que salgo un perrito al jardín. Un enemigo potencial o real común puede generar alianzas impensadas, no obstante los intereses diferentes de cada especie pueden coincidir en hechos.
La gama de personalidades es amplia y variada en los perros, situación jerárquica, sexo, edad, tamaño, coraje, fortaleza y otros factores de tipo relativos a las razas, dan una tipología caractero-lógica amplia, e influencias de la domesticación factorizan la aparición de individuos cuya conducta es atípica. La mera comparación de la conducta de estos individuos atípicos denota la influencia de factores generalmente negativos para el individuo, comparados con la conducta (¿normal?) sana de un animal silvestre integrado a su manada en el caso de un canido o una lucha individual contra el medio como el caso de un felino salvaje.
Los canidos (entre los lobos y los perros silvestres) necesitan desarrollar su instinto social y progresar en las jerarquías internas dentro de la jauría hasta lograr el sitio que su capacidad determine. En esa relación, en el caso del perro domestico el desarrollo entre individuos humanos, sin dudas deteriora la calidad de su evolución individual, aun entre gentes bienintencionadas y con conocimientos suficientes. El uso de criterios de selección de tipo artificial debilita la condición funcional, tanto en lo físico como en la personalidad canina. La estructura mental de un lobo es mas compleja, mas desarrollada y mas funcional que la de un perro, si queremos ser justos debemos considerar todas las veces que el hombre intento el exterminio del lobo en todo el planeta, con venenos, trampas, mastines, cazadores, poniendo precio a su cabeza, soporto las guerras mundiales y aun así, el lobo sobrevive en todas sus áreas naturales. Pienso que pocos perros domésticos de razas seleccionadas artificialmente, aun los más deportivos, podrían superar esa prueba de supervivencia.
Hay dos particulares tipos básicos de conducta en el estadío silvestre o natural,
A) los animales que generalmente viven individualmente aislados y se llegan a relacionar con sus congéneres solo y a partir de las necesidades reproductivas ocasionales, a este grupo A pertenecen los felinos en general (la excepción son los leones) y los del grupo B) animales que por su naturaleza no pueden vivir solos, son interdependientes, necesitan integrarse en jaurías o manadas, desarrollando verdaderas organizaciones jerárquicas. Los animales del grupo B son los canidos (con excepción de los zorros).
Los pertenecientes al grupo A son los felinos incluido nuestro gato domestico. No crean lazos permanentes y profundos, aprovechan siempre lo que les conviene, son independientes y bastantes egoístas, son territoriales y pueden tener ciertas amistades o tolerar todo lo que les convenga.



Los del grupo B, al cual pertenecen nuestros perros domésticos, los perros salvajes y los lobos, tienen un gran apego a la familia, al clan, a la jauría o a la manada. Esa necesidad de afecto y amistad a veces pone en riesgo de vida al individuo en beneficio de la comunidad a que pertenece con vínculos muy fuertes y permanentes, establece alianzas entre los individuos y al generar una conducta social gregaria, necesariamente obliga a establecer leyes naturales, creándose la organización social de la pirámide jerárquica, donde en todos los estamentos se exige cumplir el rol adecuado a su rango, capacidad y competencia.

Así se genera el impulso permanente de ascender de categoría, con la única limitación de la capacidad propia del individuo en relación a las capacidades de sus competidores como oposición.
Allí nace el impulso ascendente de progreso, podemos creer que la personalidad del perro es competitiva, tiende a ocupar el rango mas algo disponible, ocupando todo el espacio vacío.
Esto debiera saberlo todo el que adopta un perro pues esto ocurrirá en su hogar si no se ponen los límites de manera clara e inteligente. Este ascenso se detiene solamente si el puesto superior ya esta asumido, y hay quien manda y lo determina. El dueño del perro debe disponer hasta donde permitirá la evolución de su cachorro y predeterminar su rango para luego no tener problemas.
De todas maneras lo más sano como compañero y mascota es un perro, un gato o un caballo, que son especies con más de doscientos siglos de domesticación.
No conviene, por lo tanto, elegir un lobo o una pantera, porque después de todo en los perros están los lobos y en los gatos hay panteras.

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